miércoles, 22 de octubre de 2008

Hallazgos Mayas a favor del legendario mito de la Atlántida

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Una ciudad poderosa sobre una isla gigante hundida de repente por el dedo de Dios. Mucho hemos oído hablar de esta legendaria civilización, aunque desgraciadamente más por las historias ficticias inspiradas por su mito. Bueno, los sorprendentes hallazgos Mayas recientes, anotan un punto bueno con una explicación para su dudosa existencia.

Las teorías sobre la Atlántida han sido bastas, extensas y no confiables. No poseen un contraste seguro y difieren a millones sus postulados. Platón decía, sostenido de testimonios veredictos, se presume, que la Atlántida había sido una republica del océano occidental tragada en 10 000 a.c.

Un egipcio la localizaba en el mar Egeo como una isla griega de una civilización floreciente, después corrompida por sus excesos y en especial por su altanería y castigada al final por los Dioses a vivir bajo la tierra por el resto de sus días.

Los arqueólogos modernos familiarizan a la Atlántida con América o con alguna isla canaria devorada por el hocico de un volcán y su hambre rabiosa escupe-lava. En fin, pero otras teorías avalan la probabilidad de que la Atlántida en realidad fueron una serie de templos construidos bajo el mar.

Burlas e incredulidencias dieron la bienvenida a la hipótesis. No se veía un fin para que un pueblo se tomara las molestias de construir bajo el agua, dichas molestias ni siquiera eran posibles para la humanidad de ese tiempo y además seguían pendientes los restos de dichas construcciones.

Si eran templos, deberían quedar vestigios por muy poco que fuera su edificación hace 10 000 años. La noticia, dos de esas incógnitas quedaron resueltas. Aquel grupo y su teoría de que la Atlántida existe en algún lugar de los océanos, recibió una buena motivación.

Encontraron en México una razón por la cual levantar un santuario bajo el agua y además, más sorprendente, ruinas reales de dicha construcción. Lo explico. Los Mayas creían en un inframundo, al que llamaban Xibalbá, uno que así como les podía brindar las peores maldiciones contra los hombres, también era fuente eterna dadora de dones y privilegios carnales.

Tan profundas eran sus creencias que los movieron a dar vida en la tierra a ese inframundo. El reto era que lo harían con tanta fidelidad posible. ¿Donde la oscuridad reinaba sobre la luz? ¿Donde un lugar estaba la mayoría del tiempo oculto a los ojos de los humanos?

Los Mayas encontraron esa respuesta en el mundo subacuático, allá abajo entre las profundidades de sus aguas. Años después los vestigios de la construcción han dado por fin a la luz. Lo son una serie de templos y casas de adoración, aún con alfarería y piezas de madera en lo que fuera su último lugar de descanso.

El hallazgo fue en las cercanías del poblado Yucateco Tahdzibichen. Fue un descubrimiento que unió las investigaciones del pueblo perdido más famosos de la historia, la Atlantes, con los Mayas de Centroamérica. A unos les ha abierto los ojos, a otros le ha venido cayendo igual. Pero para los investigadores en busca de la Atlántida han significado dos puntos buenos de tres.

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