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Ay jué zu!!, y perdón por la expresión tan “profesional”, pero se acaba de confirmar. Uno de los tantos cataclismos que rondan furiosos y hambrientos de presas inocentes, habita, ganando cada vez más fuerza y energía, en el corazón de nuestra galaxia.
Permítanme decirles que no es momento todavía de ponernos a temblar, temiendo que se ha vuelto realidad lo de que la tierra y todo nuestro sistema solar va a ser tragado, pero es mejor estar informados sobre lo que pasa en el vecindario ¿no? En especial en uno tan vasto y tan peligroso como lo es la Vía Láctea.
Todo comenzó en el año de 1969 con una sospecha de hoyo negro en el centro de nuestra galaxia. Los científicos desarrollaban cada vez más y más teorías y suposiciones del universo, pues es que era el boom de la era espacial. Así que esta noticia solo paso a ser una más del montón de entre todas las noticias fantásticas que circundaban los diarios y revistas científicas de aquellos años.
No se le dio importancia al probable hallazgo por falta de evidenciasión. Los científicos se acongojaron y mejor volvieron al trabajo de otros estudios, que la verdad, correspondían más a su tiempo. Proyectos como los microprocesadores y las pantallas de cristal liquido que no se iban a hacer solos.
Fue ya en el momento presente cuando la investigación se saco del gabinete. Era necesaria, pues los científicos modernos necesitaban de toda la información recopilada hasta de hoy de un posible agujero negro acechándonos desde lejos, al toparse con algo tan grande como esto. Se trata de otro posible fin, muy a futuro, de nuestra raza humana como la conocemos y todo lo demás.
Aquel día, los científicos de la Max Planck Society, una sociedad de científicos muy prestigiosa de estados Unidos, con varios de institutos repartidos por todo el globo, observaban una de las tantas estrellas en vigilia. Cuando de pronto, algo los aterrorizo.
La pobre estrella estaba siendo atraída por algo, algo la absorbía. Así nada más, de repente, el cuerpo celeste se había acelerado de pocos a muchos millones de kilómetros por hora. Lo tenían que comprobar, que era lo que le estaba sucediendo a la luminaria.
Varias semanas más tarde quedo confirmado. La estrella había rosado un agujero negro por tan solo 17 horas luz de distancia, la suertuda se había salvado de puro milagro de haber sido totalmente destruida y desmembrada. Esta primera vez, lastima, por que a la siguiente vuelta de su orbita ya no contará con la misma suerte.
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